Vamos a compartirles valiosos consejos para
practicar la natación de manera provechosa y segura. Se trata de algunos tips
para la natación, que al mismo tiempo de hacernos más redituable esta actividad
física, nos garantiza pasarla en grande en el mar o en la alberca. Por ejemplo,
no es correcto zambullirse apenas tras levantarse de la silla de descanso o
bien, tras haber estado sudando en el gym. ¿Qué es el conveniente en este caso?
Eso es lo que vamos a comentar a continuación.
Al mar ningún deportista de la natación debería
sumergirse ni totalmente en frío, o demasiado en caliente. Lo anterior quiere
decir que, sumergirse en el agua y emprender un crawl demasiado intenso, justo
luego de haberse levantado de la arena, mareado de sol y de haber permanecido
inmóvil durante mucho tiempo, es una decisión que va en contra de las más
básicas prácticas deportivas. Y es que todo deporte o actividad atlética,
precisa de un calentamiento previo mínimo.
Estado en reposo el organismo tiene un funcionamiento
bien preciso, en cambio en la acción los esfuerzos llevados a cabo son más
intensos. Por este motivo debemos darle tiempo a los bronquios de abrirse
convenientemente y al corazón de incrementar el ritmo cardíaco de manera
paulatina. Por lo que se refiere a los músculos y las articulaciones, antes de
sumergirnos en la alberca o en el mar con el bikini de nuestra preferencia, hay
que darles tiempo de adaptarse al agua, para así evitar cualquier clase de
lesión.
Por lo tanto, hay que meterse al agua, solo después
de haber destinado algunos minutos de ejercicios orientados a la activación del
organismo, y especialmente de las articulaciones que más se trabajan en la
natación. Son muy recomendables varias posturas propias del estiramiento
muscular (también conocido como stretching). También para el asunto de
sumergirse, hay que seguir ciertas precauciones. De entrada no es adecuado
zambullirse en el agua, tras una desenfrenada carrera. Hay que sumergirse
despacio, permitiendo que el cuerpo pueda acostumbrarse a la diferencia de
temperatura que se presenta, y mojando después la cabeza, con el objetivo de
alertar a los centros de temperatura corporal que incluye el cuerpo, del
inminente cambio.
Nada de lanzarse al agua de “clavado”, sino más
bien, comenzar con algunas brazadas, para luego practicar el estilo libre, y si
se tiene oportunidad, el estilo delfín, dejando para la parte final del
entrenamiento, el nado de espalda.
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