No existen pretextos para que uno deje de entrenar
aunque se encuentre de vacaciones en una paradisiaca playa. De hecho, es
posible aprovechar el ambiente para ganar en potencia y velocidad, en las
condiciones especiales de la arena, la cual absorbe la mayor parte de nuestra
energía. Luego de haber calentado convenientemente hay que buscar la arena
blanda y seca y correr durante un minuto a un ritmo intenso (debe ser menos de
un minuto si uno se queda sin aliento). Hay que girar con rapidez para dejar la
arena dura y luego trotar durante un minuto manteniendo un ritmo suave. Se debe
repetir esta misma secuencia de correr un minuto fuerte y uno suave en la
playa, de 5 a 10 ocasiones.
Otra forma de correr en la playa y aprovechar al
máximo el desafío físico que nos presenta, implica buscar una duna o área de
playa, que exhiba una cierta pendiente. Luego hay que correr de la parte más
baja de la duna, hasta la parte más elevada, elevando lo más posible las
rodillas y tomando impulso con los brazos, todo lo que sea posible. Si se
presenta como corta la subida, hay que ir a toda potencia; si es más larga, se
debe progresar de fuerte a mucho muy fuerte. Lo que sigue es trotar hasta
debajo de la duna, de manera muy suave. Hay que repetir este procedimiento de 8
a 15 ocasiones.
Tras haber ejercitado de este modo, hay que trotar
con suavidad por la arena durante unos 10 minutos y luego estirar por 5
minutos.
Una cuestión interesante con respecto a correr en la
playa, se refiere a los riesgos posibles de correr por la orilla del mar con el
desnivel que exhibe. Ciertamente se puede sufrir un desequilibrio pélvico, tal
y como sucede con los aletas cuando realizan en pista siempre con la misma
dirección. Como quiera que sea, es posible correr por la playa de 15 a 20 días
al año sin padecer desajustes corporales, en tanto que el desnivel real es
bastante relativo. Lo contrario es correr todos los días del año en la playa:
de esa manera se elevan notablemente los riesgos de sufrir lesiones.
Para disminuir los problemas de lastimaduras por
correr en la plata ya sea descalzo o con calzado deportivo, pero siempre con la
ropa deportiva o ropa de playa más adecuada para ello, considerando la libertad
de movimientos, la frescura y la comodidad que esta actividad deportiva
amerita.
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